Te profeso



Ha llegado el momento de sentir en forma más intensa...

No sé si son el Dr. Pepper y la margarita que me tomé, pero estóy medio ebria y sólo sé que en este momento la vida se exhacerba después de cinco cigarros, sólo sé que lo que tu y yo sentimos es real.

Durante un buen tiepo he dudado que tu sientas lo mismo que yo, pero ahora, que setoy en un estado de consciencia distinto, sé que deseamos estar juntos, pero es prematuro. El putno que me pone en jaque, la cuestión central es: ¿por qué sientes tanto miedo?, ¿qué daño puedo hacerte?, ¿qué daño podemos hacernos?, ¿qué mas da si estamso juntos dos días o una vida entera?, el punto es que nos encontramos y en algú momento hemos de morir. ¡Permitámonos estar juntos y avanzar!

¡Estoy a cinco minutos del <>!

Busco y busco

Busco y busco, vivo en este mundo buscando. No te salves me leíste, no me salvé; espero que no te salves tú.

Vivo en este mundo buscando, buscando sin encontrar aún la paz de tus senos, lo único franco, vehemente, que puedo tener de ti; que ya no tengo y que, su falta, me castiga. Vivo viviendo tu búsqueda, pensé, pienso.

Vivo, infame, la gloria de tu recuerdo y dolorosa es la agonía que yo misma me impongo. A la que yo misma me opongo.

A veces tu recuerdo viene... mejor dicho: tu recuerdo nunca se va, se queda conmigo y me aferro a él. Pues aunque no venga de ti, no me decido a sacarte de mí. Siempre en tu búsqueda. Tu búsqueda está pronta a irse.



Mitzi Plascencia.

Historia del día

Curvilíneos los contornos de mi cuerpo y azules los pensamientos en mi cabeza. No azules no, hoy, negros, violetas y rojos son: un extraño crepúsculo de temperamento apasionado y de iracunda confusión.

Sombras, en mi cerebro, daban vuelta y contribuían al humo obscuro de la locura que me inundaba; y tus manos desbaratando mi mi piel y mi alma al mismo tiempo: quebrándome el aliento con los estremecimientos de mi vientre y dañándome con tus besos vacíos. Nunca fui mas que una cura para tus ganas de mí visión.

Recuerdo el sabor de tu amor en mi memoria y las palabras que salían como perfume de tus ojos. Nunca nadie como tú.

Solo tú me usabas como espejo y como cueva donde esconder tus miedos a la vida. Únicamente tú me hiciste sentir dolida y maligna: rudamente salpicada con la parte cruel de la realidad, con la putrefacción de los complejos no superados de tu historia.

Hoy el anochecer fue doloroso, pero mi aflicción pasará pronto. El amanecer siempre llega y el fulgor rosado que al acto toca mis dedos, hará verde mi esencia.